Un español, un peruano y un argentino ocupan sus posiciones frente a tres atriles en una librería, en el número 34 de la calle San Vicente Ferrer, en Madrid. Dos de ellos llevan instrumentos: el peruano Fernando Iwasaki, una guitarra y el español Mario Cuenca Sandoval, un bajo. El argentino Andres Neuman tiene las manos vacías, por eso las mete dentro de los bolsillos mientras aparta unas ramas imaginarias con los pies. Alrededor de los tres sujetos, un hombre con bigote de editor y americana de cuero sostiene una caja llena de tapones para los oídos. El público les mira con ojos panaderos.
Son las nueve menos cuarto, el asunto está por levantar y hornearse. Una veintena de insectos, mejor dicho, 22 cuentos sobre (los) cuatro beatles es la razón de todo este asunto. 22 escarabajos. Antología hispanoamericana del cuento Beatle (Páginas de Espuma, 2010). Ése es el motivo por el cual los tres sujetos y el editor, Juan Casamayor, llevan a cabo esta excepcional situación de rehenes en la que las víctimas ni hacen uso de sus tapones ni llaman a la policía para que apresen, de una vez por todas, a los responsables de tan extravagante aglomeración de gente. En menos de 50 metros, un editor, 22 escarabajos y más de 50 personas escuchan, voluntariamente, canciones de los Beatles interpretadas por un escritor español, otro peruano y un argentino.
Los tres sujetos se conocen entre ellos, y aunque tocan como si nunca antes se hubiesen visto, el invento no está nada mal para tratarse de la presentación literaria donde alguien, gracias al cielo, prescinde de los agradecimientos pregrabados y los latiguillos en los que el presentado, (o los presentados, en este caso), por ser tan conocido, se queda en la antipática nube de quien “no necesita presentación”.
El auditorio también les conoce, sobradamente, será por eso que siguen aquí, que no se han puesto los tapones ni llaman a la policía, considerando que Boxeo sobre el hielo (2007), Ajuar funerario (2004) o El que espera (2000) pueden ser libros tan hermosos como hilarantes, y que sería una canallada apresar a sus autores -y hacer pagar fianza al editor- por un secuestro en Re menor, con agravante de violación a la normativa del aforo legal permitido por la Comunidad de Madrid.
A los 45 minutos de recital ya está claro que Mario Cuenca Sandoval ha sido el cabecilla de la antología, y Juan Casamayor el perpetrador. Y aunque los Beatles han sido, siempre, literarios, a Cuenca le picó la mosca –o el escarabajo- de convencer a un grupo de gente para que lo plasmara en un relato. Así lo hicieron Pilar Adón, Leonardo Aguirre, Miguel Antonio Chávez, el propio Mario Cuenca Sandoval, Maurice Echeverría, Patricia Esteban Erlés, Javier Fernández, Marcelo Figueras, Rodrigo Fresán, Esther Garía Llovet, Salvador Gutiérrez Solís, Fernando Iwasaki, Eduardo del Llano, Salvador Luis, Leopoldo Marechal, Hipólito G. Navarro, Andrés Neuman, Raúl Pérez Cobo, Care Santos, Roberto Valencia, Xavier Velasco e Iban Zaldua.
Debajo de un enorme pez azul y una lluvia de poliespan blanco, los tres escritores cantan The nowhere man. La imagen tiene un punto Yellow Submarine a lo Páginas de Espuma. La noche está a punto de terminar, en lo que a esta situación de rehenes se refiere. El peruano ha soltado su guitarra. El argentino ha vuelto a meter las manos en los bolsillos y el cabecilla, Mario Cuenca Sandoval, ha cambiado de sitio. Es, o debería ser, la última canción de la noche y probablemente la versión número 6.000.0001, o la 6.000.002 en la historia de la música. No lo sé. No me fío de la cifra que he encontrado al respecto.
Según la Broadcast Music Incorporated, tan sólo en el siglo XX, Yesterday, la canción escrita por Lennon y McCarthey en 1965 para el álbum Help, fue interpretada cerca de 7 millones de veces. De acuerdo a esa cifra, este debería ser la versión número siete millones y uno, aunque el siglo ya no coincida.
La versión de Iwasaki, Neuman y Cuenca Sandoval –un poco menos ortodoxa que las otras siete millones, supongo- se tituló Yesterfoam(*). Que vivir del cuento sea la filosofía de Páginas de Espuma puede ser suficiente motivo para interpretar la canción más interpretada de la historia en un recital de música que es en realidad la presentación de un libro o una reunión de escarabajos literarios, en una librería de 50 metros, en el número 34 de la calle San Vicente Ferrer, en la que vuelan peces, llueve poliespán y al final de la tarde los rehenes convocados por los tres escritores y el editor, voluntariamente aceptarán vino y regresarán a casa con un libro en la mano y tapones para los oídos en los bolsillos.
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(*) La calidad del Audio-vídeo de la versión Yesterfoam ofrecida en este blog es poca, la que permite un Iphone en manos de alguien como yo.
jueves, 18 de febrero de 2010
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